jueves, 16 de marzo de 2017


MOTIVACIONES ASOCIADAS CON LA PROFESIÓN DE TERAPEUTA




 Basándose en encuestas a psicoterapeutas profesionales, Guy (1993, citado en Feixas y Miró, 1993) ha enumerado varias motivaciones funcionales y disfuncionales asociadas con la elección de la profesión de psicoterapeuta.

 Motivaciones funcionales

 - Interés natural por la gente y curiosidad sobre sí mismos y los demás.
- Capacidad de escuchar e interés en ello. 
- Capacidad de conversar e interés en ello. 
- Empatía y comprensión. 
- Conocimiento y aceptación de las propias emociones, positivas y negativas. 
- Capacidad de introspección. 
- Capacidad de negación de las gratificaciones personales (las cuales hay que supeditar a las de los clientes). 
- Tolerancia a la ambigüedad, es decir, capacidad para soportar lo desconocido, las respuestas parciales y las respuestas incompletas. 
- Paciencia y cariño hacia los demás y aceptación de las personas tal como son. 
- Tolerancia a la intimidad profunda. 
- Satisfacción por tener poder e influencia sobre otras personas, pero sin caer ni en el abuso ni en la sensación de omnipotencia. 
- Capacidad de tomarse las cosas con humor.

 Motivaciones disfuncionales

 - Deseo de comprenderse mejor a sí mismo y de superar los propios problemas personales. Si estos no se han resuelto cuando se empieza a ejercer, pueden interferir con el desarrollo de la terapia. 
- Deseo de ayudar a otros a superar problemas no superados en la propia vida. 
- Deseo de superar la sensación de soledad mediante el contacto con otras personas (los clientes) en un marco estructurado y seguro. 
- Deseo y abuso de poder que lleva a no respetar la autonomía de los pacientes. 
- Necesidad desmesurada de dar amor o de sentirse amado. 
- Deseo de rebelarse contra la autoridad. Esto puede hacerse sin problemas en el marco seguro de la terapia, pero puede conducir a recomendar a los pacientes cosas contrarias a sus intereses.


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